Armé detonador con un calcetín.- Josmar

Prefiere boliviano reservar su declaración preparatoria
Por Abel Barajas

Ciudad de México (13 septiembre 2009).- En la sala de espera del Aeropuerto Internacional de Cancún, José Mar Flores Pereyra armó, con un calcetín y una pieza de ropa interior, el artefacto con que "secuestró" un avión de Aeroméxico el 9 de septiembre.

El autodenominado "enviado de dios" relató a la PGR que su cajita con estas prendas también tenía dos lamparitas, y que antes de pasar por las bandas del aeropuerto escribió como coartada una carta firmada por uno de sus hijos, donde le pedía como obsequios estos materiales.

"Las partes para armar la bombita eran unas latas de jugo Jumex, 3 latas eran grandes metálicas con cinta adhesiva y unas arenas, dos lámparas que parpadeaban, una azul y una blanca, rojo y azul y unos cables rojo y azul, para pasar todos esos objetos elaboré un escrito que decía: 'Papito, tráeme arena de Cancún y mis lamparitas'.

"El personal de seguridad del Aeropuerto en ningún momento me hizo observación alguna sobre dichos objetos, para dirigirme a la sala B de espera y abordar el avión correspondiente. Durante la espera, armé las latas de Jumex y las forré con cinta adhesiva y en una caja pequeña armé el supuesto detonador acondicionándolo con un calcetín y ropa interior y lo envolví con cinta adhesiva para que diera la forma que se trataba de una bomba", declaró.

El testimonio fue dado a conocer ayer en la diligencia de declaración preparatoria del boliviano, encabezada por la Juez Cuarto de Distrito en materia penal, Taissia Cruz, y su secretario de acuerdos Iván Hernández.

Josmar ratificó su testimonio ante la PGR, pero se reservó el derecho a rendir una declaración judicial. "Nunca fue mi intención hacer daño, simplemente quise hacer un bien", fueron las únicas palabras que declaró ante la juez.

El predicador relató que en la fila 26 y 27 del avión colocó su pequeña maleta donde iba el artefacto y 20 minutos después buscó en la parte de atrás a las azafatas y les leyó la biblia "para que no pensaran que estaba loco".

Luego regresó a su lugar, se arrodilló y empezó a rezar. Cuando la aeronave pasó por una zona de turbulencia, le hizo ver el número 666 al revés, que era la fecha del miércoles.

"Había turbulencias y es allí cuando vi la última señal, es decir, cuando la azafata abrió el maletero donde se encuentra la radio del avión, me doy cuenta que la señal es la confirmación ya que consiste en 3 nueves, y dije: 'Esto es de dios'.

"Es cuando me levanté, fui a mi maleta y me dirigí al baño. Allí rapidito le puse los dos cables", contó Flores, quien luego se dirigió con la ejecutiva de Servicios a bordo, Gabriela Ceja, a quien le soltó que debía llamar a los medios y al Presidente Felipe Calderón para pedirles que todos debían unirse y rezar para impedir una catástrofe en el 2012.

"Ella me contestó: 'no entiendo qué tiene que ver eso con nosotros' y le dije que tenía que colaborar porque en el avión había una bomba", dijo.

Flores, sin saberlo, fue entretenido por las azafatas y el avión aterrizó.

El boliviano dijo ser de profesión conferencista, promotor de la prevención de adicciones y ganar 3 mil 500 pesos. Además tiene unos tatuajes que dicen: "Yo soy de Jehová".

Ayer, al término de la audiencia, rechazó que alguien le hubiera pagado por una puesta en escena.

El predicador que había dicho que no contrataría un abogado porque su defensor sería Jesús, ayer se enteró que su abogada se llama María de Jesús. Ante la coincidencia, exclamó: ¡Aleluya, gloria a dios!
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