Enfrascados en la discusión política, por un lado, la venta de garaje reciente de Aeroméxico, la cual finalmente, muestra nuevamente, cómo las reglas no son tan claras, o contundentes, para vender los activos que los mexicanos solventamos y solventamos por años, y la pregunta que seguirá quedando sin respuesta ¿por qué tiempos fatales para la venta?, ¿por qué no esperar a que llegara el plazo marcado para el mes de noviembre?, y es que, tal vez, esos tiempos de espera, hubieran logrado incrementar los precios por acción a la venta, y con ello, alcanzar una mejor cantidad. Se dice que investigarán, y lo deseable, es que se pudiera investigar perfectamente, todo, lo que a través del IPAB, se remata: Aeroméxico y Mexicana ¿simulación de ventas para los cuates y el pago de favores?, parece,y, varios afirman, que así es. Por lo pronto los datos, los movimientos y la interconexión que guardan entre ciertos grupos, dejan espacio para la duda razonable, de que en México, parece que los grandes negocios serán siempre a favor de los poderes de facto, o para los benefactores electorales, y ya en franco descaro, para los empleadores de familiares que han ocupado o siguen ocupando, una silla en ese otro demonio social, llamado PODER.
Muchos nos cuestionamos ¿cómo se permitió que la venta avanzara, cuando de los grupos postores, se tenían dudas, y en algunos, los datos duros que mostraban ser parte de los beneficiados del Fobaproa?. Por supuesto sabíamos, que desde el gobierno, no se haría nada para frenarla, y la duda es, ¿por qué las fuerzas políticas, que son oposición, no reaccionaron a tiempo para evitarla?; me dejan la sensación, que en éste, como en otros temas de relevancia, "algo pasa", como nos lo recuerdan, la impresentable Ley Televisa, los votos para reformar la Ley del Issste y el Frankenstein de la mal llamada reforma fiscal, así como los incrementos autorizados para combustibles, incremento huérfano políticamente, del que ahora nadie se hace responsable, pero finalmente, el daño está hecho, y afecará desde productores del campo, hasta al más humilde de los hogares. Al paso que vamos, tendremos que colocar un "Muro Mexicano de Lamentaciones", que pueda albergar "todas las buenas conciencias", por aquello de que pudo haber sido, y sencillamente no fue...
Por lo pronto, dejaré un artículo que se publica en la revista Enfoque, del diario Reforma, ya que mediante el mismo, se dice, UNA VEZ MÁS, que en México el problema se encierra en capitalismo de cuates, y en la podredumbre corrupta que ha permitido, tanto Monopolios y privilegios para algunos.
No deja de llamar la atención, la visión del autor y el recuento de su trayectoria: que la culpa, siempre será de otros y que el déficit económico, no es por el dispendio en gasto corriente de los gobiernos, sino esa suma de obligaciones, que a manera de limosna, se le otorga al pueblo, después de una larga vida productiva.
La constante parece ser, que después de un encargo político, ellos salen millonarios, y el pueblo a ver cómo le hace...
A ver qué le parece el artículo:
México: capitalismo de cuates
Por Mara Muñoz
Perfil Alan Greenspan. Jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos durante 18 años, Alan Greenspan recobró su preeminencia. Con su nuevo libro movió conciencias y puso nervioso a más de un mandatario
(21 octubre 2007).-
LONDRES, INGLATERRA.- Propensión al populismo económico en un sistema capitalista de cuates son los términos que distinguen a México en las memorias de Alan Greenspan, ex jefe del Banco Central de Estados Unidos."En las pasadas dos décadas, a pesar de repetidas fallas en la política macroeconómica, o quizá, debido a ellas, los principales países en la región han cultivado un círculo de técnicos económicos, quienes, ciertamente, tienen las credenciales para dirigir América Latina en una nueva dirección", dice Greenspan en su libro publicado en septiembre, The Age of Turbulence: Adventures in a New World (La era de las turbulencias: aventuras en un mundo nuevo).
El economista, quien dirigió por 18 años la Reserva Federal estadounidense, cita a Ernesto Zedillo, Pedro Aspe, Guillermo Ortiz, José Ángel Gurría y Francisco Gil Díaz, como los técnicos económicos más capaces en México.Sin embargo, el "maestro del universo", como lo llamaban los operadores financieros, cuando era considerado el hacedor de política económica más influyente, también puntualiza que el régimen del Partido Revolucionario Institucional, al que sirvieron estos técnicos, fue el artífice del "capitalismo de cuates" en México.
"Los líderes del gobierno buscan rutinariamente al sector privado para solicitar apoyo político proporcionando favores a cambio", dice Greenspan. Así, los favores van desde el control monopólico de ciertos mercados o la preferencia en la venta de bienes gubernamentales hasta el acceso privilegiado a las altas esferas del gobierno.
En sus 18 años como jefe de la Reserva Federal de Estados Unidos, Greenspan fue testigo de los efectos de las crisis económicas de 1982 y 1994.
En el México de la posguerra, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó de un tercio a un cuarto de la economía estadounidense. La causa: decisiones de corto plazo o "populismo económico".
Pero a los ojos de este defensor a ultranza del libre mercado, en el 2006 la sociedad mexicana se impuso a su tendencia populista, encallada en la cultura, al no elegir como Presidente a Andrés Manuel López Obrador, a quien llama "agitador populista".
Según el autor, el populismo económico, contrario al marxismo o al capitalismo, no ofrece propuestas articuladas para generar riqueza y mejorar la calidad de vida de la población. "Está lejos de ser cerebral. Es más un grito de dolor".
Para Naomi Klein, autora de varios libros de periodismo de investigación como No Logo, el fracaso de las políticas de ajuste económico en Latinoamérica, conocidas como neoliberales, es responsable del surgimiento de lo que Greenspan llama "liderazgos populistas".
En entrevista para la cadena Democracy Now, la periodista cuestionó al economista sobre la incapacidad de las políticas económicas "neo-liberales" para sacar a la población de la pobreza."¿Qué sistema económico funciona mejor, hacia qué sistema económico se haría el cambio?", contestó Greenspan.
Así, uno de los argumentos centrales en las memorias del autonombrado "republicano libertario" es dejar en claro qué sistema triunfó en la disyuntiva económica, capitalismo vs. comunismo, que marcó al mundo de la posguerra.
Durante toda la obra y, en especial, en el capítulo dedicado a la caída del Muro de Berlín, el autor se dedica a explicar los costes de la utopía sobre la razón económica.
En sus memorias, Alan Greenspan establece la nueva dicotomía para sobrevivir en un mundo globalizado; adaptarse a las reglas del libre mercado o abrazar el "nativismo, tribalismo, populismo y todos los ismos en los que las comunidades se resguardan cuando sus identidades son afectadas".
La mano invisible
"El aura de invisibilidad es muy mala para la democracia. Marx decía que no era Marxista; Greenspan nunca fue adorador de Greenspan", declaró el congresista Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Casa de Representantes de Estados Unidos, al periódico inglés Financial Times.
A Greenspan le ha sentado bien en sus cuentas bancarias la salida de la Reserva. Por sus memorias, publicadas por Penguin, recibió 8 millones de dólares en adelanto, y por cada una de sus conferencias cobra 150 mil. Como jefe del Banco Central su sueldo anual era de 180 mil dólares.
Se aproxima un carro Mercedes Benz a la puerta trasera del teatro Peacock, situado en la calle Kingsway en el centro de Londres. Al momento, los tres guardias que acompañan la espera de Howard Davis, director de la London School of Economics (LSE), comienzan a hablar a través de sus radios. En el asiento trasero se aprecian las figuras de un hombre y una mujer, cuya prolongada presencia en la vida pública da familiaridad a sus rostros: Alan Greenspan y Andrea Mitchell, su esposa y periodista de la cadena NBC.
Una mujer de Penguin se acerca y abre la puerta para que Greenspan abandone el asiento de piel y salga del automóvil con muestras de dificultad. El pasajero y conferencista es aguardado por una audiencia de mil personas.
En su octava década de vida, vistiendo un traje gris oscuro con corbata azul y sonriendo, la apariencia de Greenspan denota un esfuerzo por dejar atrás el look apagado que en sus veintes, según relata en sus memorias, le ganó el sobrenombre de undertaker -trabajador de funeraria- por parte de la filósofa norteamericana de origen ruso, Ayn Rand.
Actitud relajada y paso lento con anteojos conservan el mismo estilo que lo ha caracterizado durante décadas, aunque es difícil pensar que el aumento de las micas sea el mismo. Sin embargo, Gordon Brown, primer ministro del Reino Unido, ha sabido apreciar la seguridad de los pasos lentos de Greenspan al nombrarlo su asesor honorario.
"No sé qué signifique exactamente ser asesor honorario, sólo sé que no me pagan por serlo", dice durante su conferencia en la LSE.
La influencia de Greenspan en el mundo financiero no cesa y este hombre, nacido en 1926, parece disfrutarla de la misma manera que ha disfrutado del mundo de las celebridades.
Entre las curiosidades que relata en sus memorias, cuenta que en 1976 reunió para su cumpleaños 50, a personajes como Estée Lauder, Brooke Astor, Oscar de la Renta y Henry Kissinger.En esos momentos Greenspan sostenía una relación sentimental con Barbara Walters que, como su mujer actual, trabajaba para la televisión estadounidense.
Probablemente esa empatía con el mundo de los reflectores sea secuela de sus años como saxofonista en la década de 1940, época de las grandes bandas. Greenspan estudió música en el prestigioso conservatorio Juilliard.Después de terminar el bachillerato, viajó durante 16 meses como músico profesional alrededor de Estados Unidos. Sin embargo, el contacto con el músico Stan Getz, su contemporáneo reconocido como uno de los mejores saxofonistas de jazz, lo llevó a darse cuenta de que carecía del talento necesario para destacar.Dejó el camino de la música y siguió el de su afición por lo números, la cual le había dado notoriedad desde pequeño a pesar de su timidez. Así, ingresó a la Universidad de Nueva York para estudiar economía, obteniendo más tarde el grado de maestro y doctor.
Desde los 9 años de edad, la racionalidad de los números sedujo a este judío crecido en el barrio de Washington Heights, en Nueva York. A los 9 años, su afición de niño nerd y el deseo de escapar de un destino ordinario lo llevaron a memorizar los horarios y rutas de todos los trenes en la Unión Americana.
Después, como músico, mientras el resto de la banda aprovechaba los recesos para fumar marihuana, Greenspan leía libros sobre la Bolsa de Valores. Entre los títulos que leyó entonces estuvo Reminiscences of an Speculator (Reminiscencias de un especulador), un texto sobre la vida del famoso Jesse Livermore, quien hizo una fortuna gracias al arte de la especulación durante la depresión económica de 1929.
Alan Greenspan define como místico, por definitorio para su interés por la economía, el momento en que su padre Hebert, corredor de Bolsa en Wall Street, le obsequió un ejemplar de su único libro, Recovery Ahead (Recuperación adelante).
"En tu madurez puedes mirar atrás y esforzarte por interpretar el razonamiento detrás de este pronóstico lógico, para comenzar un trabajo similar", decía la dedicatoria manuscrita en el texto.
El joven Greenspan comenzó en el camino de la racionalidad numérica como un ferviente adepto al positivismo lógico. En aquel momento, consideraba que los valores absolutos son inexistentes y que la moral, la ética y las costumbres varían de una manera tan arbitraria que "están fuera del pensamiento serio".Sin embargo, dice Greenpsan, su vida cambió a los 26 años, cuando conoció a la filósofa y escritora, Ayn Rand, creadora del sistema de pensamiento filosófico conocido como objetivismo.
"Era intelectualmente limitado hasta que la conocí a ella", menciona el economista de 81 años.
Rand definió el objetivismo como "la filosofía para vivir en la tierra". Este sistema de pensamiento se basa en el individualismo, egoísmo racional y capitalismo de libre mercado.
Así, Greenspan complementó los números con conceptos ideológicos, que definirían su desempeño como responsable de la política económica de los Estados Unidos de América, defensor del laissez faire capitalista, y una de las fuerzas detrás de la mano invisible de su más grande influencia ideológica, Adam Smith.
Afición por buscar dinero
"Cuando niño, caminaba por la playa mirando al suelo. La costumbre de mirar hacia abajo quedó en mí, y si me preguntan qué hago, respondo que estoy buscando dinero", cuenta en su libro.
Allen Ginsberg, poeta de la generación del beat, y Alan Greenspan nacieron en el mismo año, pero tomaron caminos opuestos.
En 1965, el poeta acuñó el término flower power, que daría identidad a toda una generación en contra de la guerra y el uso de la violencia. Para Alan Greenspan, este pensamiento que marcó la cultura de los años sesenta es "anti-intelectual".Así en 1968, mientras el flower power marcaba al movimiento hippie, Alan Greenspan dejó Townsend-Greenspan, su consultoría en asuntos económico-industriales basada en Nueva York, en manos de sus socios y se unió, como asesor económico, a la campaña del candidato republicano Richard Nixon.
Sin embargo, no fue en el gobierno de Richard Nixon, a pesar de que fue propuesto por éste, que Greenspan se integró a las altas esferas de la administración pública en Washington.La ratificación del Senado estadounidense como presidente del Consejo de Asesores Económicos (CEA) llegó el 8 de agosto de 1964, el mismo día en que Nixon presentó su renuncia debido al escándalo conocido como Watergate."No era antisemita; era antiitaliano, antigriego, antieslavo" dice Greenspan sobre Nixon, uno de los presidentes más controvertidos en la historia de Estados Unidos.
Tras la dimisión de Nixon, el ya entonces jefe del CEA sirvió a Gerald Ford, quien pasó de la vicepresidencia a ocupar la oficina oval de la Casa Blanca. Pero no fue hasta el gobierno de Ronald Reagan, en 1987, que Alan Greenspan fue propuesto ante el Senado para ocupar el cargo más importante de la economía estadounidense: presidente de la Reserva Federal, la famosa Fed.
Para entonces, Greenspan había tenido oportunidad de refrendar sus convicciones republicanas al lado de Gerald Ford, cuyo principal objetivo fue reducir la inflación a través de una estricta disciplina fiscal.
Tras permanecer inactivo en la política de Washington durante la Presidencia del demócrata Jimmy Carter (también Premio Nobel de Paz), Alan Greenspan regresó por la puerta grande con Ronald Reagan.
"Lo que me atrajo a Reagan fue la claridad de su conservadurismo", narra el ex maestro del universo.
"El tipo de conservadurismo de Reagan era decir que el amor duro es bueno para el individuo y bueno para la sociedad".
Así, Greenspan relata en sus memorias el camino andado desde la Fed junto a cuatro presidentes de Estados Unidos; de quienes, Bill Clinton, único demócrata, ejerció una fascinación especial, debido a su "inteligencia extraordinaria".
"Hay una extraña indisciplina en él. Es de donde vino la cosa con Monica Lewinsky. Existe algo acerca de Clinton que no entiendo. Pero, cuando tuve trato con él, y pude observarlo mucho, aprecié una inteligencia extraordinaria", dijo en entrevista para el diario británico The Guardian.
Sin futuro
"Cuando no estás más a la cabeza de la política monetaria, pierdes el 80 por ciento de tu relevancia para el mercado" dijo en julio pasado al Financial Times, David Ader, estratega de RBS Greenwich Capital.
Sin embargo, dos meses después Greenspan pareció recobrar su preeminencia, por lo menos mediática. En una misma semana formó parte del discurso de Fidel Castro y George W. Bush; tras la aparición de su libro, sus declaraciones sobre el futuro de la economía norteamericana no sólo dieron elementos a Castro para criticar a Bush, sino además, captaron los titulares de las principales publicaciones financieras.
Además, su condición de autor lo autorizó para criticar abiertamente al gobierno de George Bush, al que acompañó por tres años como jefe del Banco Central.
"Mi gran frustración sigue siendo que el Presidente no utilizara su poder de veto contra el descontrolado aumento del gasto", afirma en su biografía.
Además, el autor se disculpa a medias por haber apoyado el recorte de impuestos, pese a su autonomía desde la Fed. Dicho recorte y el "excesivo" gasto público son considerados la base de la falta de probidad fiscal de la presente administración.
"Corre la sospecha de que este hombre, de tal astucia política, trataba de congraciarse con la administración entrante, la cual premiaba la lealtad sobre virtudes más acéticas", menciona Allen Lane, uno de los editores del Financial Times.
Según el periódico español El País, al inicio de la administración Bush no existía déficit en las cuentas públicas, y tres años después, en 2004, éste superaba los 413 mil millones de dólares.
"Intentaron cambiar los principios del poder, y al final se quedaron con nada", afirma Greenspan, criticando a los republicanos que ocupan la Casa Blanca.
En respuesta a las críticas, el presidente de Estados Unidos declaró a la cadena Fox que el déficit como porcentaje del PIB es más bajo que el porcentaje de 30 años."El problema no es a corto plazo. Los números del Presidente son correctos. La preocupación es cuando los baby boomers se retiren después del 2010", dijo Greenspan en referencia a los servicios de la salud para las personas de la tercera edad y al sistema de seguridad social.
Sobre el excesivo gasto público de la actual administración, la periodista norteamericana Amy Goodman preguntó la opinión de Greenspan sobre los "trillones" de dólares invertidos en la Guerra de Iraq. "Aunque los gastos de la guerra no existieran, tendríamos estos problemas", contestó el economista en referencia a la "crisis" del sistema de salud y seguridad social.
A pesar de su carrera como republicano, Greenspan ha tenido desacuerdos básicos con la familia Bush. En sus memorias relata que Bush padre, quien lo refrendó como presidente de la Fed, "también tenía su talón de Aquiles en la economía".Por otra parte, la aparición de La era de las turbulencias no podría haber sido más oportuna al coincidir con la crisis del mercado hipotecario, subprime, en Estados Unidos. Esto permitió al autor defenderse ante aquellos que lo señalan como el responsable.
"La crisis del mercado era un accidente esperado", afirma Greenspan y evade su responsabilidad por mantener bajos los tipos de interés.
El ex presidente de la Fed estimuló el consumo a través de bajos intereses. Las instituciones bancarias comenzaron a "conceder créditos a todo aquel que supiera escribir su nombre", como afirmó Greenspan en conferencia en la London School of Economics, en Londres.
Justificó su política afirmando que miles de estadounidenses, que de otra forma no podrían haberlo hecho, adquirieron su vivienda. "Para el 2006, el 69 por ciento de los estadounidenses era propietario de su vivienda, lo que impactó más en la comunidad negra y latina".
"A través de los años, tuvo suerte o fue hábil, o ambas cosas, pues a la economía norteamericana le fue bien bajo su administración", dice la revista The Economist, no obstante que la publicación lo ha señalado reiteradamente por su tendencia "a crear burbujas en el mercado de valores y de la vivienda".
Así, La era de las turbulencias: aventuras en un mundo nuevo es un texto de legitimación del economista exitoso en el manejo de la política monetaria de los Estados Unidos de América. Es una apología a medias por los errores cometidos al lado de la administración Bush.
Es un lavatorio de manos en la crisis del mercado hipotecario. Pero sobre todo, es un marcado intento por seguir siendo una de las fuerzas detrás de la mano invisible del mercado.
En el último capítulo Greenspan hace sus predicciones para la economía mundial hasta el año 2030.
En esas páginas, retoma y proyecta el futuro de las economías emergentes y desarrolladas que analiza en la segunda mitad del libro.
Sin embargo, México está ausente de los pronósticos, quedando enmarcado en el apartado dedicado al populismo y al capitalismo de cuates. Conózcalo Título original: The Age of Turbulence, Adventures in a New World.Autor: Alan Greenspan.Publicado por: The Penguin Press HC.Fecha: 17 de septiembre del 2007.Idioma: inglés.Páginas: 544.
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Fecha de publicación: 21 octubre 2007
Como es domingo, le dejaré la lista incompleta de los premios Bobel:
Que se escuche bien y que se escuche FUERTE
Y, sin embargo, se mueve...
Laura Tena
Expresando ideas de cómo leo la política, esperando generar reflexiones, para poder crear, una convivencia más humana, entre todo actor social. Una nación conformada por SUJETOS, podrá remar de manera más sencilla, al puerto donde la igualdad y la justicia social, sean una realidad, y no promesas como parte de discursos, que se re-estrenan, cada temporada electoral.
NO HACER CASO DEL RECUADRO QUE SOLICITA CONTRASEÑA
Ignoro cómo es que aparece un recuadro solicitándole escriba usted una contraseña para consultar el blog. NO HAGA CASO y cierre el recuadro que aparece. Gracias
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