¿Quién o quiénes pueden ser los únicos ganadores cuando se logra debilitar al Estado?, pues evidentemente los poderes de facto, los capitales de siempre. Por ello, después de seguir puntualmente la situación que enmarca el tema Mexicana de Aviación, me queda la percepción de que sus acciones podrían más bien ir encaminadas a debilitar MÁS al Estado, y no la de estar ocupados en un tema que logre generar una mayor productividad, como ellos suelen llamarla, pero que más bien luce como asentar una nueva forma de esclavitud.
Por un lado, el discurso de la empresa reclama mayor productividad y corresponsabilidad de su personal pero, contrastando su discurso con lo que son ya hechos, puedo observar que para Mexicana de Aviación el que su personal sea responsable, que siempre cumpla, que jamás se ausente, que sea 100% leal, que se tatúe la camiseta de la empresa, que se ocupe y preocupe de la excelencia tanto en el servicio como en su presentación, que abandone por largos días y horas a su familia, como naturaleza de su servicio, es lo de menos, y al final lo que menos pesa para desechar al empleado cumplido cuando ha dejado de ser útil y productivo.
Mexicana de Aviación, a lo largo de muchos años, ha contado con el mejor aliado, pues eso ha sido el sindicato, el cual lejos de velar por el interés y bien común, acepta y ha aceptado mermar la condiciones de su gremio; el pretexto puede ser cualquiera, desde el más cómodo –el que insulta la inteligencia– al más evasivo, sin descartar el más constante: que resulta ser el impositivo.
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La figura que dicen representa la autoridad laboral, también ha hecho buena mancuerna con Mexicana de Aviación, y la suma de tribunales le ha brindado la oportunidad de mantenerse impune ante lo que dice nuestra Constitución que es su obligación. Los presentes actos, que ahora se desarrollan nuevamente dentro de ese escenario, nos demuestran cómo Mexicana de Aviación hoy probablemente le apuesta a acrecentar la debilidad y el desgaste que proyecta lo que se dice es el Estado, dónde la SOBERANÍA, sencillamente no se proyecta.
Quiénes han seguido de cerca este espacio podrán recordar que reiteradamente he citado, que el artículo 5° Constitucional fija muy claro hasta dónde el Estado se encuentra facultado para actuar ante situaciones que pudieran generar menoscabo contra los trabajadores. La ley es por demás clara y ha dejado plasmada en su letra, pero sobre todo en su espíritu, que el ¿poder? revestido de Estado NO ESTÁ FACULTADO para presenciar, aceptar o negociar condiciones que puedan colocar menoscabo tanto en los derechos, como en las condiciones de los trabajadores. A pesar de ello, pero sobre todo EN CONTRA de ello, Mexicana de Aviación no ha dudado en salir a los medios para decir que ha firmado convenios calificados de históricos, los cuales jurídicamente son impresentables, pero que ellos tratan de asentar como aceptables porque, dicen, la autoridad ha atestiguado la firma de ello; como si por estar presentes el estado de derecho pareciera contar con la propiedad física de maleabilidad. Nuestra ley ha sido maleable ante el interés de los poderes de facto, quienes han concretado convenios que contienen renuncia de derechos, y sobre todo que están atentando contra varios derechos asentados como garantías individuales y sociales en nuestra Constitución.
Si bien es cierto que con base en el artículo 900 de la Ley Federal del Trabajo, se pueden presentar conflictos de naturaleza económica, también es cierto que ciertas acciones rebasan los artículos 1°, 5°, 123 y 42 de nuestra Constitución, que es ley suprema para todos, ¿acaso la “autoridad”, en ese preciso momento, no podría indicar expresamente que se pretende ir más allá de un mandato, y por ende, que ni ella está facultada para tramitarlo?, y es que la pregunta es relevante pues el asunto que aquí comento deviene de una empresa que hace negocio con el patrimonio de todos los mexicanos, una empresa cuya subsistencia –no debemos olvidarlo –nos ha costado mantener a todos nosotros (como resultado de ser parte de la deuda del Fobaproa), para que tiempo después y casi a remate, el precio al que la adquirieron los nuevos dueños sea lo más ridículo e inmoral. ¿Acaso los poderes de facto pretenden que por el precio pagado, también la tenencia de nuestra ley sea parte de su legado?
Mexicana de Aviación en su presente embate ha olvidado considerar que no todos los mexicanos son egresados de la libre, de derecho –libre (¿exenta?) de derecho– y por ende, en muchas voces se inicia a comentar lo débil que podría lucir el estado ante los poderes de facto, cediendo posiblemente a intereses creados y perpetuados. Algunos mexicanos, afortunadamente cada día los más, se siguen cuestionando cómo una empresa que se dice en peligro económico, eroga tanto dinero en embates públicos, pero sobre todo, contratando despachos que se sabe son de altos honorarios. La duda surge al tomar en cuenta las estadísticas, que demuestran buen desempeño y desarrollo en captación de pasajeros y, además, la confesión de su director, quien orgullosamente presume de contar con el récord de ocupación mundial, que no es tema menor.
Lo triste y real, es la desprotección con la cual cuenta el empleado, ya que por un lado algunos pasajeros al abordar un avión se encuentran con un mantenimiento que luce deficiencias y esas derivan en demoras en los servicios. Por otro lado, una empresa que los está hostigando y mermando su ánimo. Un sindicato que no proyecta entender que su razón de ser es la clara DEFENSA de sus agremiados, y por si hiciera falta algo en la foto del desamparo, una “autoridad” que parece encamina sus pasos, una vez más, a la parcialidad a favor del patrón, en vez de la objetividad a la cual la obliga el derecho.
Felipe Calderón cita en las declaraciones del día de hoy, que la CORRUPCIÓN nos ha rebasado y que por ello, resulta tan difícil exterminar el narcotráfico. Pretende que el Congreso le autorice 2 mil millones de pesos más para el presupuesto que dicen está destinado para combatirlos, aunque de entrada parezca que inyectamos más dinero bueno al malo. ¿De qué nos serviría inyectar montañas de dinero, cuando el sistema está tan corrompido y con tantas impunidades como muertos por el narcotráfico?
En lo que concierne al debate nacional, estamos en medio de la polémica que causa el tema de lograr “despenalizar” el aborto, cuando en la realidad sabemos “de oídas” que varios viven de cometer ese acto, que hoy por hoy está tipificado como ilícito, pero sin que a la fecha conozcamos, vamos, ya ni “de oídas”, de alguno que esté preso por practicarlo. Dentro de la expresiones que se han ido dando, me encuentro con declaraciones de Carlos Abascal que se pronuncia enfáticamente por la defensa de la vida, y es entonces cuando yo me pregunto ¿qué pudo haber pasado con esas 64 vidas perdidas por el accidente de Pasta de Conchos, en la cual perecieron los mineros, que siguen esperando JUSTICIA?. Y, como ironía de la vida, el retorno de Napoleón, y en la siguiente pista de este circo sindical, comerciales que citan “que regrese…los 55 millones de dólares que se llevó”. Esos comerciales evidentemente no son parte de ningún sindicato, sino más bien de poderes de facto, que lo único que desean lograr, es la recuperación del dinero. Los comerciales lucen ser diseñados por aquellos que en tiempos de campaña se ocupaban de centrar que “López Obrador, era un peligro para México”, ¿o, no?
Así, la derecha continúa aferrada en pintar el mundo ideal… cuando la realidad es que los empresarios no quieren solventar los gastos que representan los embarazos para su nómina, y las ausencias que pueden significar sus empleadas incapacitadas por maternidad.
Me contaban los compañeros que ahora Emilio Romano, el abuelo, y el flamante dueño del BMW, se han dado a la tarea de viajar a Chicago, para caZar a las tripulaciones y tratar de lavarles el cerebro. Me queda claro que ninguno de ellos está viajando para mejorar las condiciones de la empresa, sino luchando por no perder el posible bono de pronosticada cantidad millonaria que podrían ganar de lograrlo. A costa del futuro patrimonio de los sobrecargos, bien vale la pena hacerle más gastos a la empresa, para lograr el objetivo individual y ganar/ganar, pero de un solo lado.
Que se escuche bien, y que se escuche lejos:
Y, sin embargo, se mueve...
Laura Tena
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