El patrón de Marcial Maciel y Norberto Rivera

El patrón de Marcial Maciel y Norberto Rivera
gomezleyva@milenio.com

“Lo que primero salió a la luz pública en México no fueron las acciones sexuales y adictivas del fundador de los legionarios de Cristo, Marcial Maciel, sino las de algunos sacerdotes de su congregación. La periodista Elisa Robledo señaló que, en 1983, Eduardo Ruiz Healy reveló en la revista Impacto el caso de un laico, prefecto de disciplina, que violaba a niños del Instituto Cumbres, la denominada ‘primera obra apostólica’ de los legionarios”.Fueron más de 30 los niños atacados, pero el violador sólo fue despedido cuando los familiares de las víctimas amenazaron al director del Instituto Cumbres, el padre Eduardo Lucatero Álvarez, con llevar el caso a los medios de comunicación. Fiel a un modelo que se había reproducido en España, el violador fue removido, no castigado. En los testimonios de los familiares había un común denominador: Lucatero Álvarez estaba al tanto de los abusos sexuales.Recupero esa historia siniestra del libro Marcial Maciel (Los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos), de Fernando González, que se presentará el martes (Librería Gandhi, Miguel Ángel de Quevedo, 19:00 hrs.): una rigurosa investigación sociológica sobre cómo, entre otras consecuencias, el ocultamiento de los crímenes sexuales por parte de la jerarquía eclesiástica derivó en códigos de impunidad que se transferían de generación en generación.El autor documenta el circuito por donde transitaban los religiosos violadores: una vez detectados, se les cambiaba de diócesis o de país, lo que permitía que en un nuevo territorio reemprendieran su cacería sexual.Estas descripciones, que hace pocos años eran calificadas de calumnias conspirativas contra la Iglesia católica, tienen hoy una fuerza que arrasa. La explosión internacional de denuncias en 2002, los numerosos litigios ganados por los agredidos (especialmente en Estados Unidos), así como la sanción del Vaticano a Marcial Maciel el pasado mes de mayo, prueban que a las poderosas redes de impunidad descubiertas les ha llegado la hora de pagar.Hoy parece que el turno es para el arzobispo de México, cardenal Norberto Rivera, encubridor político de Maciel y, según se reporta, encubridor logístico de al menos otro cura que no sentía carga moral al violar niños al pie de un crucifijo.
Ciro Gómez Leyva, MIlenio Diario


De 1983 a 2006 han pasado muchos años, y la pregunta es ¿Cuántos niños en ese lapso han sido vejados, porque en México nos encanta mantener la impunidad?

Francamente es lacerante saber por un espacio de 23 largos años, no ha existido autoridad o legislador alguno, que pueda consignar a quien pudre lo mejor que debería ser la época de la infancia, y peor aún, que a 23 años de que se tiene documentado lo desprotegidos que están los niños, hoy Gobernación le brinde todo el lugar al Clero, y qué decir de Gamboa Patrón y el "precioso papá" de Kamel Nacif.

Sí se conociera la verguenza, y en verdad se profesara la palabra de DIOS un México muy distinto tendríamos cuando el tema encerrara todo peligro contra el menor.

A ver sí ahora tenemos legisladores, y a ver sí en verdad contaremos con autoridad, porque la excusa por demás inútil que sale a dar la iglesia, con relación a que la demanda que dice: lo único que busca es remuneración económica..., desde aquí yo pregunto ¿con cuánto dinero cada responsable de velar por la seguridad e integridad mental, colocaría a sus propios hijos e hijas, a la disposición de éstos canallas y hienas de la sociedad?

Laura Tena