NO HACER CASO DEL RECUADRO QUE SOLICITA CONTRASEÑA

Ignoro cómo es que aparece un recuadro solicitándole escriba usted una contraseña para consultar el blog. NO HAGA CASO y cierre el recuadro que aparece. Gracias

jueves, febrero 10, 2011

2 temas

Bien inicio por dar respuesta a una inquietud que me hace llegar Flyerdark:

El personal del SNTASS regresará a laborar, conforme a rigurosa antigüedad.Al no llegar Mexicana a quierba, no se trata de recontratación sino de reintegrase a la actividad laboral, que según me dicen, van ya 800 de ellos.

Bien y una artículo que publicó Proceso y posteriormente la carta que escribió Denise Dresser con respecto al tema de Carmen Aristegui así como el editorial de Purificación Carpinteyro, la cual por cierto, logró demostrar que ella no fue la autora del escrito, que le imputara el Osito Téllez:



Denise Dresser envía carta a MVS por caso Aristegui
La colega de Carmen indicó que llegó el momento para que el empresario se retracte y remedie lo que ella calificó como un error
MÉXICO, 10 de febrero, 2011.- La periodista y académica Denise Eugenia Dresser Guerra, quien ha sido colaboradora de MVS, envió una carta abierta a Joaquín Vargas para que éste remedie lo que ella considera un error: el despido de Carmen Aristegui de la radiodifusora.


A continuación el texto integro:


Estimado Joaquín:


Te escribo desde el desconcierto que me ha producido el despido de Carmen Aristegui, por la supuesta violación del código de ética de MVS. Yo he sido colaboradora de MVS radio desde hace dos años, como participante en la mesa política de los lunes. Siempre he agradecido el espacio, el apoyo y la libertad que durante ese tiempo nos brindaste allí. Siempre he pensado en ti como un hombre dispuesto a tomar riesgos, defender principios, asumir posiciones impopulares y enfrentarte al gobierno cuando ha sido necesario. Por ello me resulta aún más sorpresiva tu decisión, la cual corre en contra de tu biografía, la historia de la empresa y el perfil personal y profesional que has logrado construir. Me parece que has cometido un error grave, gravísimo, como resultado del cual todos pierden: pierde MVS, pierdes tú, pierde la libertad de expresión, pierde la Presidencia, pierde el país. He aquí las razones:


1) Nunca habrá un consenso sobre la decisión de Carmen Aristegui de abordar el tema de la manta en el Congreso —denunciando el supuesto alcoholismo de Felipe Calderón— como lo hizo. Habrá quienes argumenten que informó sobre un hecho noticioso e hizo las preguntas pertinentes y habrá quienes digan que se excedió. Habrá quienes insistan en que tenía derecho a cuestionar a Felipe Calderón como lo hizo y habrá quienes repliquen que se equivocó. Habrá quienes subrayen que la salud mental de un presidente es un tema de interés público y habrá quienes contesten que es del orden estrictamente privado. Habrá quienes cuestionen a Carmen por darle validez a los planteamientos de Gerardo Fernández Noroña y habrá quienes digan que se volvieron informativamente importantes en el momento que suspendieron las labores del Congreso.


Independientemente de la posición que los lectores, radioescuchas y ciudadanos en general asuman, lo que queda claro es que no se despide a un periodista por hacer preguntas incómodas, airear temas controvertidos o hacer comentarios editoriales que generen escozor. De ser así, ningún periodista mexicano tendría empleo en este momento. Ningún periodista internacional hubiera sobrevivido a esa vara de medición. Rush Limbaugh ya hubiera sido despedido por acusar a Barack Obama de “musulmán”; William Safire hubiera sido despedido por llamar a Hillary Clinton una “mentirosa congenital”; Larry Rohter hubiera sido despedido por escribir acerca de los problemas con el alcohol que tenía Lula; Jorge Ramos hubiera sido despedido por preguntarle a Vicente Fox si usaba Prozac. Pero los despidos no se dan precisamente porque el valor fundacional de la libertad de expresión se protege por encima del interés empresarial o los sentimientos heridos del aludido.




2) Al emitir un comunicado en el cual aseguras que Carmen Aristegui “violó el código de ética” de la empresa, has generado una enorme —y legítima— suspicacia. En primer lugar, te verás obligado a hacer público ese código de ética, incluyendo la prohibición explícita de diseminar rumores como si fueran información, firmado por ella. Y si no lo produces, seguirás alimentando la especulación que te rodea. Que si te llamaron de Los Pinos para exigir una disculpa y por ello se la demandaste a Carmen. Que si querías hacerle un favor al gobierno —entregándole la cabeza de Carmen en bandeja de plata— a cambio de la renovación y la ampliación de tus concesiones. Que en el momento de obtenerlas lo primero que harás será vendérselas a Carlos Slim. Que desde hace un buen tiempo sentías que la presencia de Carmen en MVS era una amenaza a tus intereses empresariales y que, en el fondo, su despido en este momento fue tan sólo un pretexto. Esto es lo que se dice sobre ti de manera reiterada. Esto es lo que sale a colación cada vez que se menciona tu nombre. Con una reacción sobredimensionada y colérica, has logrado empañar de golpe tu reputación y la de tu familia. A partir de hoy serás visto como un censor, un represor, un hombre intolerante. Alguien que no entiende los principios que la democracia —para sobrevivir— necesita resguardar.


Y aunque niegues la presión de la Presidencia, será tu palabra contra la de Carmen Aristegui. Será tu versión de los hechos contra la de ella. Y en esa confrontación llevas todas las de perder, porque había muchas formas de darle una salida a este problema. MVS pudo haber emitido un comunicado de prensa diciendo que la posición expresada por Carmen no constituía la posición oficial de la empresa, punto final. Pero al exigirle a Carmen que leyera una disculpa redactada por ti, cerraste la puerta a una mejor solución para todos los involucrados.


3) Si tu objetivo era congraciarte con Los Pinos, en realidad le has enviado una manzana envenenada. Las protestas por parte de la Presidencia serán vistas como un esfuerzo fallido por negar su involucramiento. Si Felipe Calderón no te pidió una disculpa por parte de Carmen Aristegui, la percepción entre los millones de radioescuchas de MVS en este momento es que así fue. Si Felipe Calderón no tiene un problema de alcoholismo, después de este sainete será aún más difícil convencer a la opinión pública de lo contrario.


Hoy el Presidente se enfrenta a un grave problema de imagen. El que da la impresión de irritarse demasiado, negar demasiado, exigir disculpas y demandar cabezas tan sólo confirma la acusación lanzada en su contra. Y tú, Joaquín, al actuar como lo has hecho, has contribuido a crear esa percepción. Tu comportamiento, efectivamente, ha sido suicida. Y eso, como bien dijo Carmen Aristegui en su conferencia de prensa, no lo merece tu familia, no lo merece MVS, no lo merecen los ciudadanos, no lo merece México. Como colaboradora de MVS, como alguien que ha aplaudido la independencia y el valor civil de la empresa en el pasado, como ciudadana mexicana consciente de sus derechos y dispuesta a pelear para defenderlos, te pido que reconsideres tu postura y pares un proceso que se ha revertido en tu contra.


Como escribió la novelista Pearl Buck, ganadora del Premio Nobel, “cada gran error tiene su punto medio; ese segundo cuando puede ser retractado y quizás remediado”. Ese momento ha llegado para ti, Joaquín. Ojalá apeles a los mejores ángeles de tu naturaleza, en lugar de sucumbir a los peores demonios que te han poseído en los últimos días.
http://www.elsemanario.com.mx/news/news_display.php?story_id=54487

Con o sin Carmen

Por Purificación Carpinteyro






No es sino la continuación de la batalla de los dioses, en la que los mortales suelen ser sacrificados como peones en tableros de ajedrez. Cierto o errado, el código de ética de los barones de los medios está directamente relacionado con su bolsillo, y quien no lo entiende está destinado al apagón.

Desde la aparición de las estaciones de radio y después de los canales de televisión, las concesiones fueron gracias "divinas" que el Ejecutivo en turno otorgaba sin que tuviera que justificar sus actos. A quién y por qué eran preguntas que no se hacían, porque de antemano se conocían los lazos de amistad o de sangre que existían entre los gobernantes y los beneficiarios de tales prebendas.

Tampoco nadie se atrevió a recurrir a la justicia para demandar el otorgamiento de una concesión, a la que cualquier mexicano tendría derecho a aspirar reunidos los requisitos establecidos en ley. Pero, y es que, ¿en dónde está la ley y los requisitos sino en la voluntad del Ejecutivo en turno?


La discrecionalidad en el otorgamiento, prórroga o renovación de concesiones es el uso y la costumbre que ninguna ley ni criterio dictado por la Suprema Corte de Justicia han podido derogar. Su práctica en las comunicaciones se remonta a los comienzos de la radio y la televisión, prevalece desde entonces y se ha hecho extensiva a todas y cada una de las concesiones en el sector de las telecomunicaciones, especialmente las que involucran frecuencias, tal y como si las ondas electromagnéticas fueran propiedad del gobernante en turno.

Si la discrecionalidad es la ley, es consecuencia natural que quien busca favores se esfuerce en ganárselos, aunque para ello tenga que deshacerse de algunos insurrectos que se desvían del código de la "autocensura".

La práctica de eliminar conductores que incurren en la grave falta de dar su opinión respecto a temas que pudieran resultar incómodos a los gobernantes en turno no es inédita: recordemos el despido inmediato y fulminante de Guillermo Ochoa en su noticiero de Televisa, después de la defensa que se atrevió a hacer frente a cámaras del líder sindical petrolero, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, justo después de su captura y detención por el Ejército el 10 de enero de 1989, cuando el entonces flamante presidente Carlos Salinas de Gortari cobró factura por el apoyo que La Quina dio a Cuauhtémoc Cárdenas en las elecciones.

No recuerdo si Televisa salió a dar alguna explicación, pero no era necesario, todos entendían, como debió entender Carmen. El derecho a la libertad de expresión en los medios concesionados está sujeto a la conveniencia de sus dueños, a quienes no conviene confrontar a quienes tienen en sus manos el poder de conceder, y menos en medio de una negociación de miles de millones de pesos.

En el sector privado, las empresas tienen el derecho a contratar o despedir, y los grupos de medios no son más que empresas privadas cuyos dueños establecen su "línea editorial" dependiendo de lo que convenga a los intereses de la empresa, sea de captura de audiencia, anunciantes o políticos. No hay mucho que debatir, los grupos mediáticos buscan maximizar el retorno de la inversión de sus accionistas. Es cuestión de pesos y centavos.

Así, me cuesta trabajo creer que Comunicación Social de Presidencia, tuviera que ejercer cualquier tipo de presión sobre MVS para pedir el despido de Carmen. Estoy segura de que entendían que lo más sabio era dejar pasar y no echar más leña al fuego.


Más bien creo que voluntariosamente la empresa tomó la decisión por así convenir a sus intereses, considerando el costo de su decisión a sabiendas de que tendría consecuencias y que pondría en cuestionamiento la actuación del propio gobierno en relación con un feliz desenlace de las negociaciones sobre las cuestionadas concesiones.

Ahora, gobierno y empresa están contra la pared, y dependiendo de la atención que MVS preste a la conminación de Carmen de restablecer su participación en el grupo, siempre existirá la sospecha de que una u otra posición determinaron el resultado de las negociaciones: sea la negativa a la renovación de las concesiones que MVS tiene sobre 190 MHz en la valiosa banda de los 2.5 GHz, o la eventual prórroga de todo o parte.

Pero ante esto, el problema de fondo en este asunto es la falta de opciones. Así, los comunicadores continúan amordazados por las empresas para las que trabajan. Pero, ¿qué han hecho los legisladores que ahora se quejan? ¿Qué ha hecho la agencia reguladora? Habrá que preguntárselo al comisionado Martínez-Pous de Cofetel, que estima conveniente tomarse su tiempo para licitar nuevos canales de televisión. No hay problema, nadie tiene prisa.
pcarpinteyro@gmail.com

No hay comentarios.: