La reforma a los sindicatos que propone el Gobierno no sólo no combate la corrupción, sino que la propicia pues se necesitaría un permiso oficial
Por Imelda García
Ciudad de México (19 febrero 2009).- Los lujos y excentricidades que se permiten los líderes sindicales son un reflejo no sólo de la corrupción que impera en las organizaciones de trabajadores, sino entre éstas y el Gobierno en todos sus niveles, coincidieron especialistas en materia laboral. Héctor de la Cueva, coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), indicó que el "charrismo" y corporativismo sindical han sido fomentados por las autoridades desde siempre al no permitir una verdadera asociación de trabajadores."La sociedad mexicana debe exigir que se acabe la corrupción en los sindicatos, pero esto implica exigir que se respete en México verdaderamente la libertad de asociación sindical porque, a pesar de que está en la Constitución, en la ley y en los convenios internacionales que ha signado México, nuestro País es de los últimos en los que se respeta la libertad de asociación sindical", destacó. "Entonces esa falta de libertad es lo que propicia esa corrupción y ese charrismo y que permite que haya líderes sindicales que jamás fueron trabajadores o que se volvieron multimillonarios".Los sindicatos fomentados por el Gobierno, aseveró De la Cueva, son vistos como negocios que tienen como base la simulación de la defensa de los trabajadores, ya que a las autoridades no les convienen agrupaciones donde se defiendan realmente los derechos laborales. Alfonso Bouzas, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, destacó que el sindicalismo pasa por uno de sus peores momentos al exhibir a líderes de organismos charros que sólo hacen juego al Gobierno. "El sindicalismo en México está en uno de sus peores momentos; estamos pagando la ley laboral que tenemos y este tipo de dirigentes sindicales por supuesto que no están dispuestos a abandonar los mecanismos de enriquecimiento y poder político que tienen", afirmó.Para que exista un sindicato corrupto, dijo Bouzas, se requiere de autoridades y empresas también corruptas.El académico consideró que la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo no sólo no combate la corrupción en los sindicatos, sino que la fomenta, toda vez que no podrá haber agrupación sin el permiso del Gobierno. Copyright © Grupo Reforma Servicio InformativoESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
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Fecha de publicación: 19-Feb-2009
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