NO HACER CASO DEL RECUADRO QUE SOLICITA CONTRASEÑA

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jueves, febrero 28, 2008

Cinco arraigados, un muerto y ninguna explicación

¿En dónde estarán los defensores de los humanos?, ¿en dónde estarán las voces que luchan contra todas las injusticias?, ¿en qué parte habrán quedado los preocupados, para que no se siga penalizando la pobreza?, ¿Tania no merece la atención de algún grupo feminísta?

Tal cual he dicho en éste espacio, sin Reforma Judicial, que pudiera avalar los abusos de autoridad, que pudiera avalar la fabricación de culpables. Hoy, un hombre que ya no puede defenderse ha sido masacrado públicamente, y una jóven de escasos recursos, prosigue arraigada, sin mayor prueba, que una suma de conjeturas tan incongruentes, como inmorales.

Celebro, que mediante editoriales, más gente se ocupe de centrar el acento en el tema:
28-Feb-2008
Razones
Jorge Fernández Menéndez
Cinco arraigados, un muerto y ninguna explicación
Mañana se cumplen dos semanas de la explosión de avenida Chapultepec en la Ciudad de México y lo que tenemos son muchos datos sin conexión entre sí, un muerto, cinco arraigados y ninguna explicación racional sobre lo sucedido. Olvidemos por un momento la evidente confrontación que ese hecho generó entre la Secretaría de Seguridad Pública del DF y la Procuraduría capitalina o las versiones contradictorias que ambas proporcionaron. Pero lo más grave es que lo difundido de las investigaciones no tiene sustento lógico.
Recapitulemos: el viernes 15 a las 14:30 horas estalló una bomba en avenida Chapultepec y Monterrey. El lugar está a unos 300 metros de las instalaciones de la SSP-DF, pero también a una distancia similar de otras dependencias federales y locales. Minutos después llegó al lugar Joel Ortega, secretario de Seguridad Pública del DF. Inmediatamente se comenzó a decir que se trataba de un atentado fallido contra esa dependencia y se declaró, incluso, que había sido “una bomba detonada por un celular”. Pero sólo se sabía que una persona había muerto por el estallido, presumiblemente mientras manipulaba el artefacto, y una joven estaba herida a unos metros de él. La escena del crimen nunca fue totalmente preservada, en parte por la hora, el lugar y la cantidad de gente que se congregó, también debido a la falta de preparación de las fuerzas policiales para ello. Desde ese momento, se dieron todo tipo de versiones: que se trataba de un explosivo plástico sofisticado, cuando en realidad era una bomba artesanal; que se trataba de un coche bomba (algo falso), que en realidad había sido el estallido de una alcantarilla (más falso aún); que había sido un acto terrorista, según unos, del EPR, y otros, del narcotráfico (ninguno de los dos argumentos ha sido sólidamente comprobado); que el muerto era una persona que en realidad estaba presa en Guanajuato, luego se dijo que se trataba de alguien que hacia seis años que no tenía contacto con su familia y no se sabía, no se sabe con certeza, siquiera dónde vive. La lista de incongruencias podría continuar.
Finalmente, como aquí dijimos, comenzó a perfilarse una versión políticamente correcta del supuesto atentado: se trató de una acción del narcotráfico contra un mando de la SSP-DF, pero allí cayeron nuevamente en contradicciones. Primero se dijo que debido a venganza por el decomiso, días antes, de un arsenal en la colonia Portales. Más tarde se filtró, desde otro ámbito del gobierno capitalino, que el atentado era porque el mando en cuestión extorsionaba a los narcomenudistas. La única prueba firme que se mostró para sustentar el caso es un video proporcionado por las cámaras de vigilancia de la Universidad de las Américas, cuyo rector es el ex secretario de Seguridad Pública, Alejandro Gertz, en el que se ve a una pareja, se supone que los autores del atentado, deambulando por la zona, luego subirse a un viejo automóvil verde (cuya búsqueda posterior podría ser parte de un episodio de la Pantera Rosa) y reaparecen más tarde en el mismo lugar, caminando juntos pero portando ya una bolsa donde presumiblemente llevaban el explosivo. Nada más.
El hecho es que se decidió, sin ninguna prueba, por lo menos que se haya conocido hasta hoy, que la pareja estaba ligada al narcomenudeo (¿por qué?, ¿con base en qué información?) y, como prueba, se especificó que la joven herida vivía por Tepito. Con el correr de los días fueron arraigados otros tres hombres, supuestamente narcomenudistas de ese barrio y, esta semana, otra joven de 22 años, que era novia de uno de ellos y según la Procuraduría capitalina “conocería todas las redes del tráfico de drogas en la zona”. Las mismas autoridades se dedicaron a explicar que el atentado, fuera cual fuera su objetivo, había sido ordenado por el cártel de Sinaloa.
Esta historia es inverosímil, al menos como la han contado. Primero, porque quién realizaría un atentado de esas características contra la SSP-DF a las dos y media de la tarde en una zona tan concurrida. Además, a quién se le ocurre colocar un explosivo casero e inestable en un automóvil de un jefe policial en el estacionamiento de la Secretaría, con el agravante de que ningún mando de alto nivel de la SSP-DF deja su carro en ese lugar: el narcotráfico ha asesinado a muchos integrantes de fuerzas de seguridad y lo ha hecho, desgraciadamente, con fría eficiencia y utilizando armas de alto poder, no explosivos caseros en lugares sin ninguna ventaja operativa.
Olvidemos por un momento el móvil, que tampoco ha sido explicado: ¿estos personajes menores, consumidores de drogas, comerciantes ambulantes, narcomenudistas de baja estofa, que vivían en condiciones sumamente precarias en las vecindades del centro de la ciudad, que no cumplieron con el más mínimo criterio de seguridad de un grupo operativo, son los sicarios elegidos por el cártel de Sinaloa (que los tiene entrenados, incluidos ex policías y ex militares), para ejecutar un atentado en el Distrito Federal? No tiene sentido, salvo que alguien les haya pagado un dinero o los haya alentado a realizar algo que obviamente iba a fallar, pero le podía generar un rédito de algún tipo.
En otras palabras: no se sabe el móvil, no se sabe siquiera si realmente estas personas participaron en los hechos (Tania Vázquez está arraigada acusada de “alterar el orden público”), no se sabe por qué se utilizó una bomba casera. Y en dos semanas no se ha podido proporcionar siquiera una historia verosímil, no sólo para la opinión pública sino incluso destinada a otros niveles de gobierno. Porque las autoridades federales no tuvieron información dura de lo sucedido hasta por lo menos el sábado, más de 24 horas después de los hechos, y ejercieron toda la presión posible para que el caso no fuera atraído por las autoridades federales. Algo huele muy mal en la explosión del viernes 15 y no hablamos de la pólvora.
A la versión del procurador Félix Cárdenas, sólo le faltó La Paca

http://www.exonline.com.mx/diario/columna/145779


De policías y ladrones
Por José Woldenberg
28 de febrero
No soy policía ni detective. Tampoco quiero serlo. Pero no se requiere ser Kurt Wallander para opinar sobre lo siguiente.1. Viernes 15 de febrero de 2008. Avenida Chapultepec 348, cerca de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. 14:37 horas. Un hombre muere en la calle al explotarle un petardo de "manufactura casera" que presuntamente iba a colocar cerca de las instalaciones de la policía. Dice un rescatista de la Cruz Roja: "Quedó como si fuera de película... tenía exposición de vísceras; le faltaban las piernas y un brazo" (Reforma, 16-02). Se trataba de Juan Manuel Meza Ochoa, alias, El Pipen. Originario de Veracruz, estudió en el CCH Vallejo, tenía 44 años, era divorciado y sólo tenía trabajos eventuales. "Era una persona inestable emocionalmente, con problemas económicos, de alcoholismo y drogas, informó la Procuraduría General de Justicia del DF" (21-02).Tania Vázquez, una joven de 22 años, vendedora de ropa en Tepito y madre de un niño de 6 años, sobrevive a la explosión y es internada en el hospital Rubén Leñero con quemaduras en cara, piernas y brazos. En su primera declaración dice que no conocía al hombre muerto. Fue la casualidad, la triste casualidad -afirma- la que los juntó.No obstante, el 18 de febrero aparece un profuso video filmado por las cámaras que en la calle tiene colocadas la Universidad de las Américas, en el cual se puede observar que Tania y Juan Manuel sí se conocían. En el video ambos caminan, platican, se abrazan, entran en contacto con otros hombres y un vehículo. Tania pasa entonces de testigo a presunto cómplice y de víctima hospitalizada a indiciada y arraigada. Cambia de opinión: "cooperaré, mi vida peligra" (El Universal, 23-02).El video pasa una y otra vez en los noticieros de televisión y a través de los portales de los principales periódicos. No deja de ser sorprendente y una rara coincidencia que un intento de crimen con "bomba", que acaba destrozando al portador, haya sido filmado y que en nuestras casas y oficinas podamos observarlo. El espíritu morboso y voyerista, absolutamente mayoritario, puede gozar de un platillo excepcional. Una historia auténticamente violenta, sin maquillaje, fiel y explosiva, se convierte en un bocado fuera de serie. Todos somos ahora investigadores policiales, especuladores imaginativos, testigos de la neta. En esa dimensión nada nuevo, todo es predecible y decepcionante.No obstante, pregunta el aguafiestas, ¿es correcto que evidencias inculpatorias sean dadas a conocer, cuando además son pistas para eventualmente reconstruir la red de participantes en un delito? Porque la publicidad, en este caso, acarrea derivaciones inmediatas: una investigación que debe hacerse en sigilo se convierte en un show mediático; un material que debe servir en un primer momento sólo a las autoridades es puesto en manos de la televisión. Pregunta el detective reprimido que todos llevamos dentro: ¿qué necesidad hay de alertar a los posibles cómplices? ¿Por qué anunciar a los cuatro vientos que Tania Vázquez sí conocía al muerto? ¿No resulta una fórmula perfecta para dificultar las pesquisas? ¿Con esa información no se esfumarán algunos de los involucrados?Lo único que falta es que de ahora en adelante, antes de que se ejerza una orden de aprehensión, los procuradores salgan en la TV anunciándola. ¿Saben quiénes estarán esperando a que lleguen a agarrarlos? Ese tipo de transparencia en el caso de la persecución de delitos es sinónimo de sandez.2. En la televisión y la radio se puede ver y oír el siguiente mensaje: "21 de enero de 2008. Como resultado de la Estrategia Nacional de Seguridad, el Ejército Mexicano detiene en Culiacán, Sinaloa, a Alfredo Beltrán Leyva, uno de los líderes del cártel de Sinaloa y uno de los narcotraficantes más buscados del país. Junto con sus cómplices, Beltrán Leyva controlaba a peligrosos grupos de sicarios en distintos estados de la República; dirigía operaciones de transporte de droga y lavado de dinero. Combatimos el narcotráfico y el crimen organizado para que la droga no llegue a tus hijos. Gobierno de la República".Se trata de un "simple anuncio publicitario", un spot, como suelen decir los creadores de esa realidad virtual que llega a ser más contundente y expresiva que la deslavada "realidad real". Monólogo: -Bien que se combata a las bandas de narcotraficantes. Bien que se den golpes importantes. Y si el gobierno ha decidido poner esa causa en el primer lugar de su lista de prioridades, es natural que despliegue su propaganda al respecto. No dudo ni un ápice que el señalado Beltrán Leyva sea todo lo que "el Gobierno de la República" dice que es y hace. Pero, pero, pero... ¿No dice la ley que todos somos inocentes hasta que se pruebe, a través de un juicio, lo contrario? Porque aun en el caso de los más aberrantes criminales, para el Estado sólo llegan a serlo hasta que un juez establece su culpabilidad. O por lo menos eso dicen los libros de texto.Es peligroso que desde el gobierno se emitan señales irrespetuosas del ordenamiento constitucional y legal. Repito: todo mundo es inocente hasta que el Poder Judicial (no el Ministerio Público) diga lo contrario. Y con ese despliegue publicitario lo que aparecen son juicios sumarios que pasan por encima de las garantías individuales... sí, las que tienen (o supuestamente tienen) los tipos más nefastos.El comercial sería inobjetable -desde el punto de vista legal, es decir, de las garantías individuales- si se dijera exactamente lo mismo pero se suprimiera el nombre y el rostro del presunto culpable. Y si ello es así, si no ando demasiado perdido, ¿para qué extralimitarse? Copyright © Grupo Reforma Servicio InformativoESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
http://www.reforma.com/editoriales/nacional/430/858599/
Fecha de publicación: 28 Feb. 08


Lo más increíble, es que en caso de Tania, sea precisamente un gobierno de "izquierda", el que descuide las garantíás individuales, la preseunción de inocencia, y esa deseable equidad jurídica para la defensa.

Que se escuche bien y que se escuche LEJOS
Y, sin embargo, se mueve...
Laura Tena

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