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jueves, marzo 15, 2007

Mexicana de Aviación: Una historia interminable

Centra un editorial del Universal una verdad enorme, dentro del recuento que hace con relación a la desgastante historia que hemos escrito de generación en generación cuando de por medio hay rescates. http://www.eluniversal.com.mx

Mexicana como he citado a lo largo de varios meses, tuvo un buen dueño, hombre por demás ético, humano y muy responsable. Desafortunadamente en su brillante camino se topó con la determinación que hiciera José López Portillo, quién nacionalizó nuestra empresa tan querida, así como los bancos de la nación. El resultado en ambos casos, todo un desastre para los mexicanos y sobre todo para nuestra economía. Como pueblo hemos tenido que estar solventando los errores que son tan reiterativos porque después de nacionalizar con descuido y como oportunismo político se han definido las privatizaciones, sin ver con cautela el mañana, sin tomar en cuenta la suma de errores que tarde o temprano nos regresan al punto de partida: Volver a inyectar capital a través de los contribuyentes.
¿En qué nos ha beneficiado como nación o como gobernados, el estar inyectando tantos millones a empresas que el gobierno decide rescatar?
Evidentemente en ¡nada!, tenemos empresarios muy ricos, algunos que ni siquiera pagan impuestos porque hay diseñado un sistema que los exenta en altas operaciones, que es precisamente dónde más se debería de pagar sí es que se tuviera conciencia de los retos y gastos que como sociedad tenemos.
Paradójicamente tenemos una clase trabajadora que ha contribuido a generar la riqueza de esos capitales, pagan sus impuestos a pesar de tener salarios miserables, aportan cantidades quincenales para un sistema de salud bastante deficiente, aportan cantidades para los sindicatos que se supone están para defender sus intereses y lo que dicen son sus derechos, y al final de su vida productiva pocos pueden contar con un nivel digno de vida.
Finalmente es el pueblo y su trabajo leal y honrado, el que ha logrado generar la riqueza tanto de capitales como del crecimiento de lo que se dice es el Estado.
A través de tantos rescates, hemos privado a nuestro país de la posibilidad de tener más escuelas, más y mejores hospitales, más infraestructura para las poblaciones que aún carecen del más elemental servicio como lo es el agua, la energía eléctrica y los caminos que de alguna manera hacen menos pesada la vida de la gente.
Algunos empresarios evocan "el compromiso y la corresponsabilidad que tienen para con la sociedad", pero más que evocarla en discursos o entrevistas las debieran más bien de practicar. Como dicen algunos coloquialmente "diciendo y haciendo", así tal vez sería más equitativa la vida para considerar que podemos lograr una nación mejor para todos. Sin embargo, en la vida real sabemos que los enormes capitales se van a otras naciones para invertir lo que aquí han ganado, y qué decir del destino del dinero, ese normalmente sufre de pánico escénico y termina convertido en
dólares, en marcos y abonados en el extranjero. De ese tamaño es su lealtad, de ese tamaño es su compromiso con México.

Hoy estamos a unas horas de que estalle la huelga del personal de Luz y Fuerza , porque sus trabajadores están también ya cansados de la canción de siempre: No se puede aumentar el salario. No conviene porque se elevaría el rango de inflación
Por supuesto que en los medios están circulando las notas que preven una requisa sí la huelga se presenta, porque ya conocemos que si no es por las buenas se limitan los derechos que dicen se tienen para hacer valer sus derechos y luchar por obtener un nivel más digno de vida y de ingresos. Para las autoridades que el aumento al salario mínimo sea de 1 peso con 90 centavos es más que suficiente, aunque el aumento para alimentos y pago de energéticos superen por mucho el nivel de aumento que se aprueba como salario para el trabajador.
Se condena que no se acepte el 3.8% más prestaciones, finalmente los que opinan y condenan las determinaciones de los trabajadores, son también empleados obligados a transcribir ese masaje informativo para ver sí logran asentar el famoso "divide y vencerás", tal cual se manejan las cosas no sólo en cuestión de revisiones sino también en los juegos perversos de las elecciones.

Tenemos también el embate para lograr una reforma para el sistema de jubilación de los empleados del ISSSTE, se vende como que sería para los que pudieran ser empleados a futuro. Es francamente triste comprobar cómo con valores y derechos laborales y sobre todo condiciones para los humanos a futuro pretendan tenernos de cómplices para que en el Congreso se pueda aprobar.
Sí tan mal está México para hacer frente a las obligaciones laborales de las futuras generaciones, bien podrían reformar la serie de privilegios que se siguen entregando a los altísimos salarios de funcionarios y sobre todo, de los ex presidentes. Todo mundo habla ahora de la crisis que tiene el ISSSTE, pero nadie cuestiona y mucho menos realiza una auditoria a quienes han dispuesto del presupuesto asignado para la institución y ver hasta dónde la culpa pudiera ser por el clásico abuso que hacen varios cuando tienen tanto dinero a su disposición. ¿Cuántos ex funcionarios son pobres? ¿Por qué el pueblo de México tiene que pagar siempre?

Nos quejamos de no tener con qué solventar los gastos de la gente que logra jubilarse, pero no contemplamos en poder conservarlos empleados hasta que el trabajador decida si desea irse a descansar a su casa con un salario por demás miserable. Sí en verdad nos preocupara tanto el tema de jubilados, deberíamos considerar que sea optativa más no impositiva y tal vez muchos el día de hoy podrían gozar de la tranquilidad de cobrar un salario digno, pero sobre todo la enorme satisfacción que genera el sentirse productivo. Bien cita un dicho "más vale cansado que aburrido" y ese dicho como tantos otros tienen una fuerte dosis de sabiduría popular.

Pues bien retomando parte del editorial que hoy publica el universal, el escritor cita una pregunta que yo también me he hecho en éste espacio y que él la publica así:
La empresa argumenta varios factores que la obligan a plantear el conflicto económico debido, según dicen, a su delicada situación financiera actual. Entre otras cosas, la atribuyen a la apertura indiscriminada de cielos en el mercado mexicano para las líneas de bajo costo; haber permitido la creación de nuevas rutas para líneas aéreas estadounidenses; al incremento del combustible, y la persistencia de contratos colectivos lesivos. El asunto estriba en que muchas de las cosas que utilizan como argumento ya las conocían al momento de adquirir la empresa, no surgieron de la nada, especialmente siendo los compradores un grupo hotelero, quizá el mayor en nuestro país, y que debió estar al tanto de lo que ocurría.
Por eso es muy preocupante que a los pocos años de la privatización, y cuando los resultados en utilidades no son lo que ellos esperaban de inmediato, recurran al expediente fácil de echarle la culpa a los trabajadores. Sin duda hay que revisar la situación de los contratos colectivos, pero también hay que revisar qué resultados y en qué plazo pretenden los dueños de la exitosa empresa que compraron a precio de ganga.


Somos ya varios mexicanos los que hacemos esa pregunta, y sólo esperamos que las autoridades responsables - sí es que hay autoridades responsables -, también se las hagan y de una vez por todas logren sacudir a los poderes de facto, porque en una democracia NADIE puede estar por encima del estado de derecho, y sobre todo desaparecer las cláusulas que se han pagado como incremento a los salarios que por cierto suman varias generaciones las que con trabajo y cumplimiento, lograron conformar un contrato colectivo que merece vivir porque pretender asentar nuevamente la esclavitud, los abusos y la discriminación contra los trabajadores también es delito.

Y, sin embargo... se mueve
Laura Tena

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