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miércoles, noviembre 21, 2007

Reformas.- Luis F. Aguilar

Interesante leer el editorial que escribe hoy, el Dr. Luis F. Aguilar, con respecto al asunto de las Reformas, y esos aspectos emblemáticos. Sin duda, comparto mucho lo que él centra, y más, cuando al final de su escrito, deja claro, que un país en el cual vale la pena vivir, es aquel que sostiene impoluto un Sistema Judicial.

También dejaré, al final, en éste espacio, un cometario de Jorge Zepeda, en el cual nos documenta, qué esperar del nuevo libro, escrito por Ricardo Raphael, en el que toca todo lo investigado con relación a Elba Esther Gordillo
Reformas
Luis F. Aguilar


21 Nov. 07

Aparecen de pronto, expresan un estado de ánimo, gustan, convencen, motivan a la acción y la justifican. Son las palabras emblemáticas de una época o de un tiempo social, que han sabido captar la agitación intelectual y política de la sociedad, recoger su impaciencia y cuestionamientos y proponer una solución. Las palabras emblemáticas de nuestra historia nacional son independencia, reforma, revolución, desarrollo. Las nuestras de los últimos años han sido "democracia", "alternancia", "reforma del Estado", "sociedad civil". El problema de estas palabras supremas no es su cautivador tono emocional o moral ni su capacidad de movilización política, sino su contenido conceptual defectuoso, parcial, que descarta otras dimensiones esenciales de la realidad que denota y que, a pesar de ello, se presenta como panacea social. Tenemos ahora otra palabra arrolladora, "gobierno de gabinete", que gusta a los legisladores, los dueños de las reformas, y que otros muchos repiten y aplauden, sin detenerse a estimar las consecuencias políticas y sociales de su establecimiento ni saber si tal forma de gobierno va a disminuir o empeorar el problema de la ineficacia directiva de la democracia.Una palabra emblemática con concepto defectuoso, estrecho, y con efectos indeseados ha sido justamente "democracia". La obligada democratización del viejo régimen en crisis fue entendida como transición democrática, la transición como alternancia y ésta como algo que debía suceder antes que todo en el nivel de la Presidencia, con la idea fija de que la llegada de otro partido u otro hombre a la Presidencia detonaría el cambio político y de ahí el cambio social. La alternancia emblemática dejó fuera la idea de la democratización como trabajo conjunto de crear el orden institucional propio de la democracia a fin de que los gobernantes elegidos tuvieran la capacidad de gobernar. El resultado de la visión estrecha del problema fue que la alternancia significó casi nada.Ante la equivocación corrimos al taller de reparaciones, que hemos dado en llamar reforma del Estado, y entendimos tarde que debíamos llevar a cabo muchas reformas, institucionales, fiscales, administrativas, políticas, a fin de que el gobierno democrático pudiera coordinarnos y conducirnos hacia algún lugar de valía. En estos meses se aprobó una reforma fiscal que ha hecho más rico al Estado mexicano y le ha dado la capacidad de gastar más (¡2 billones 569 mil millones de pesos!, el equivalente al 25 por ciento del PIB y un gasto 10 por ciento mayor al del año pasado en términos reales), esperemos con inteligencia y responsabilidad. Con cutre mentalidad reactiva más que estratégica, debido a los resentimientos del 2006, se realizó otra reforma electoral, que ha dado excesivo control a los partidos. Estamos a la espera de una reforma judicial inteligente, que será aplaudida debido al hartazgo de la inseguridad y la incertidumbre jurídica. La reforma que acaba de entrar al juego es la cuestión acerca de cómo armar la relación entre la Presidencia y el Poder Legislativo, un tema crucial para el futuro de la democracia y del país mismo. Su palabra emblemática es el gobierno de gabinete.Las reformas institucionales se sustentan en valores políticos pero obligan a hacer un intercambio entre ellos, a acentuar unos valores más que otros. Las reformas electorales privilegian lógicamente el valor de la representación política, mientras las reformas de régimen y gobierno, por tratarse de gobierno, privilegian correctamente el valor de la eficacia directiva. Se trata de construir una democracia que funcione, que gobierne. La eficacia directiva debe ser el criterio de las reformas del gobierno democrático y con esta vara habrá que medir sin contemplaciones la idea del gobierno de gabinete, que deberá demostrar si, y cómo su diseño institucional, podrá administrar el probable conflicto entre legisladores y funcionarios ejecutivos, el cual puede reproducirse con mayor tensión y sin salida, entre otras cosas, por haber retirado al Presidente del ejercicio directo de gobierno, reducido a ser lejano representante aureolado del Estado.En el punto de la eficacia directiva del gobierno han sobrado las palabras unilaterales, parciales. Los economistas proclaman que el gobierno eficaz se sustenta en una hacienda pública no deficitaria, gasto público eficiente y una gestión macroeconómica al abrigo de la politización. Los administradores públicos afirman que la reforma del aparato de gobierno en un sentido gerencial es la condición para un gobierno eficaz y de calidad. El evangelio de los juristas es que el diseño institucional de las competencias y relaciones de los poderes públicos es sin más el factor definitivo para asegurar el más alto desempeño de los gobiernos. Al campo del diseño institucional pertenece la propuesta del "gobierno de gabinete", que pretende resolver el largo y fino debate sobre los pros y contras del presidencialismo y del parlamentarismo, de la concentración o de la dispersión del poder, del modelo de la democracia de mayorías o el de consenso.Espero que esta vez no convirtamos conceptos parciales en panacea ni que creamos ciegamente en el evangelio de que el gobierno de gabinete es la condición decisiva para un gobierno democrático eficaz. Lo que hace posible un gobierno eficaz es un conjunto articulado de factores, no un factor singular, aun si considerado supremo. Para un país en el que valga la pena vivir se requiere, además del gabinete, un impecable sistema judicial y de policía, un buen rendimiento de la administración y las finanzas públicas, política exterior y, más allá de la política, el empuje productivo e innovador del capital y trabajo de nuestra economía y añada el capital social. Las recetas unilaterales son desastrosas, aun si emblemáticas.

http://www.reforma.com/editoriales/nacional/415/829712/

11/18/07 3:21 AM -
La bolsa de Elba Esther y el Fraude
El jueves pasado la Maestra fue captada en una ceremonia oficial luciendo una bolsa Prada de colección con valor de 30 mil pesos, algo así como cinco meses de sueldo de un profesor de recién ingreso. Una exhibición de riqueza que seguramente acrecentará el malestar de un gremio magisterial dentro del cual 7 de cada 10 considera que el liderazgo de Gordillo ha sido malo o pésimo. Los tres restantes que la apoyan tendrían que leer el libro del investigador Ricardo Raphael, Los socios de Elba Esther, (Ed. Planeta) que salió esta semana.
El libro incluye información devastadora sobre la carrera de la líder del magisterio. No es que su reputación fuera precisamente inmaculada, pero los datos que Raphael da a conocer ofrecen nuevas luces de la forma en que el SNTE ha corrompido las estructuras del Estado. El crimen organizado o los cárteles de las drogas parecen aficionados frente a los métodos refinados de la Maestra y sus pupilos.
A lo largo de los últimos 17 años alrededor de 200 mil millones de pesos han pasado por las manos del sindicato, lo cual explicaría las bolsas Prada o las residencias en La Joya, California. Pero eso es sólo el principio del poder. La fracción de la Maestra ha gozado de impunidad para desaparecer disidentes o asesinar críticos y enemigos dentro del sindicato, o para convertir en feudos propios instituciones del Estado que han recibido de los presidentes en calidad de botín o recompensa.
El mayor aporte del libro reside en su último tercio. Allí se muestra la genialidad de Gordillo al convertir una estructura gremial en una impresionante maquinaria electoral. Sindicatos poderosos que promovían el voto a favor del PRI los había habido siempre. Lo que no se había hecho antes, era la construcción de una red a lo largo de todo el territorio para controlar el voto de comunidades y para penetrar las estructuras electorales.
Curiosamente, todo inició bajo el aparente velo de las buenas intenciones. Durante su incursión en el grupo San Ángel, la Maestra ofreció construir una red de decenas de miles de “observadores” del proceso electoral. El SNTE contrató a especialistas, cuadriculó el territorio nacional, clasificó las casillas electorales según su “fragilidad” y montó un ejército de encuestadores de salida. Pronto se dio cuenta de que tenía el instrumento más poderoso que pudiera existir en una democracia precaria: una maquinaria “legal” para incidir en el voto. Lo cierto es que el 2 de julio del 2000, el día de las elecciones presidenciales, Elba Esther se reunió con Vicente Fox a las 12 del día para felicitarlo por su triunfo y para informarle el margen exacto de ganancia, nueve horas antes de que lo hiciera José Woldenberg, presidente del IFE, o Ernesto Zedillo, presidente del país.
Desde entonces, Elba Esther se ha hecho indispensable en las aspiraciones electorales de gobernadores y presidentes municipales. La Maestra se ufana de poder decidir en umbrales que varían entre 3 y 5 por ciento de la votación en una elección, lo cual constituye un margen decisivo en casos de comicios reñidos.
¿Cómo lo hace? En su libro, Raphael transcribe el testimonio de Noé Rivera, quien durante muchos años fuera hombre de toda la confianza de la Maestra. Rivera describe una metodología maquiavélica: las redes del SNTE operan permanentemente para ocupar todos los puestos posibles en las estructuras electorales (¿Luis Carlos Ugalde?). En las zonas rurales los maestros suelen ser elegidos para presidir comités distritales y municipales, gracias a que son más letrados y suelen tener más información que el resto de la población. Segundo, se detectan casillas en las que históricamente no acuden los funcionarios de casilla y se coloca a las 4 de la mañana a un propio en la fila, para que sea elegido como escrutador, según el principio de “primero en la fila”. Una vez que la red detecta que posee dos funcionarios dentro de una casilla electoral se ponen en práctica diversas tácticas para alargar la jornada y propiciar el cansancio; al final se introduce un número distinto en la sumatoria de la boleta para favorecer a determinado candidato. En 2006 el 17.8 por ciento del total de funcionarios de casilla fueron sustituidos, aunque en algunos distritos alcanzó un 34 por ciento.
El autor del libro puso a prueba los señalamientos de Noé Rivera y analizó la distribución del voto en las casillas en las que había habido cambios de funcionario. El resultado es aterrador: el PANAL, el partido de la Maestra, mejora su votación un 40 por ciento con respecto al resto de las casillas. Si la sustitución fue del secretario de la casilla, el PANAL mejora 49 por ciento y el López Obrador pierde 20 por ciento. Raphael concluye que estos datos mostrarían la posibilidad de la que “la red electoral gordillista” haya vulnerado los candados para que los votos de las y los mexicanos contaran y se contaran democráticamente”.
Bajo ese esquema no resultaría absurda la pretensión que circula en los cuarteles de Elba Esther, en los que se afirma que ellos le regalaron 500 mil votos a Calderón (el doble del margen con el que ganó la presidencia). En todo caso, las enormes canonjías que el grupo de la Maestra ha obtenido muestran que Calderón asume como cierta esa donación de votos.
La película El Fraude, de Luis Mandoki que se estrena este fin de semana, ha sido objeto de toda suerte de intentos para boicotear su distribución y censurar su difusión en televisión y radio. Justamente un par de escenas sobre sesiones distritales muestran lo que el texto de Raphael describe. Las imágenes de la película son estremecedoras, los datos del libro resultan explosivos. Al margen del partido político y del candidato que cada quien haya apoyado, queda claro que los procesos electorales han sido seriamente vulnerados. El verdadero peligro para México tiene nombre de mujer. http://www.jorgezepeda.net/

Después de conocer, que un investigador logró documentar un hecho, que podría ser parte de un fraude electoral, uno al menos esperaría, que desde algún punto de México, alguien revestido de autoridad, pudiera proceder a entablar una investigación a fondo, para anular, todo aquello que no se ganó mediante un voto, sino por la operación de la máxima expresión de corrupción, que dentro del sistema político, seguimos teniendo.

Pasar por encima de la voluntad del ciudadano, con respecto al voto, es sin duda, el peor crímen en contra de la democracia, y el dineral que nos cuesta, durante el proceso electoral, cada voto.

Que se escuche bien y que se escuche FUERTE

Y, sin embargo, se mueve...

Laura Tena

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