En el siglo XVIII, durante la Revolución Industrial, la burguesía propietaria de industrias se llamó burguesía industrial.
Los patrones sacaban provecho de esta dramática situación extendiendo las jornadas laborales hasta 15 y 17 horas diarias en fábricas que no reunían las mínimas condiciones de seguridad e higiene y pagando, además, salarios miserables.
Cuando uno relee esos momentos de la historia, y los coteja con los hechos actuales: Condiciones de trabajadores mineros, situación en el campo, condiciones de los trabajadores agremiados algunos a sindicatos y otros sujetos al charrísmo sindical; la concentración de la riqueza en tan pocas manos, el 3.1% de cifra como desempleo, entre tantas cosas más, sin duda alguna se dibuja en el panorama la posibilidad, cada día más real, de que los patrones rectores de aquellos tiempos, son parte de la realidad en el México actual.
La violencia que se genera desde varios espacios, son ahora la nota de 8 columnas en varios diarios, y, para intentar contrarrestar la ineptitud que ha demostrado el Estado para erradicarla, leemos notas varias, que citan “rivalidad” entre el dirigente del Pan y el Presidente. Lo que esas notas y largos editoriales no nos dicen, es que esa lucha está encaminada tan solo al poder, para preservar el binomio perverso, como lo seguirán siendo el poder y el dinero. Reflexionemos un momento, ¿dentro de los argumentos de la pugna ha encontrado razonamientos que nos permitan considerar que la misma se presenta por cuestiones ideológicas, como podrían ser, que por un lado estuviera el grupo que se pronuncia “humanista”, y del otro, los grupos que por siempre impondrán más privilegios a los intereses de empresarios?; ¿acaso se cita alguna corriente que en verdad pudiera estar ocupada en lograr acortar la iniquidad social, y la diferencia naciera de los proyectos para que el progreso sea de todos, y no privilegio de unos cuantos?; ¿la desenfrenada guerra de declaraciones llevan en su contexto algo parecido a fincar lo más parecido a un Estado que tenga como mejor aliado el supremo mandato de ley?; ¿la discrepancia partidista está centrada en no seguir malgastando el dinero en campañas de encono y odio, y mejor emplearlo para que todos los mexicanos realmente accedan a la salud, educación o el empleo?
Pues bien, nada nuevo, el asunto es cuestión de poder, pero también podría ser otra puesta en escena, para que los mexicanos sigan polarizados, y los más ingenuos crean, que algunos atacan al Presidente, finalmente, cada partido que llega al poder se ocupa de ejecutar: Para el pueblo pan y circo, y así se nos pasan los sexenios, y se nos escapa la oportunidad de cuestionarlos ¿qué están haciendo por México, y en qué se gastan el dinero del pueblo?
Dejaré el artículo escrito por Alberto Montoya Martín del Campo con relación al Desarrollo de México. Reflexiones sobre su paradigma, publicado en la revista Ingeniería Civil de mayo del 2007, para que con más datos puedan cotejar lo que han hecho, o mejor dicho, lo que han dejado de hacer los gobiernos.
Por lo pronto, dentro del panorama nacional el "Presidente del Empleo" ha logrado que al menos las funerarias, algunos crematorios y los sepultureros, por lo menos si tengan empleo. Los demás, a seguir esperando el Estado Soberano que tanto se pregona en el discurso, mientras la realidad nos sigue demostrando todo lo contrario, ¿ o no?
Que se escuche bien y que se escuche lejos
Y, sin embargo, se mueve...
Laura Tena
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