Francamente raya en lo patético la deformación de valores y la incultura de la legalidad,que estamos observando con los movimientos ¿civiles y pacíficos?, de lo que nombran es una resistencia.
Por un lado el “líder” que repentinamente decide no acudir a la zona cero, en lo que fue convertido el Congreso, argumentando que lo hacía para no caer en la “trampa”, y dejando de lado el reconocer que la situación era derivada por lo que su movimiento había ocasionado semanas anteriores a ésta fecha cero, al tratar de secuestrar el recinto donde dicen que se le representa a todo el pueblo, y cito dicen que se le representa, porque en varias ocasiones he encontrado al pueblo en la calle, esperando que alguno de los “flamantes diputados” los atienda, pero sobre todo, les entregue soluciones que les afectan en su vida diaria, y más, cuando hablamos de gente de campo. No tenemos que ir muy lejos, para recordar los justos reclamos que hacían los piñeros, quienes ante la indiferencia e inacción de quienes los representan, después de esperar largas semanas y no llegaba la respuesta, decidieron mejor vender sus productos de manera directa en la calles de nuestra ciudad.
Físicamente él no acudió, pero sí estuvieron presentes sus Panchos Villa para dejar en la foto de la vergüenza, de cómo involuciona un sector social, cuando deja de lado el poder de la palabra y se hace escuchar a través de piedras, de patadas que se estrellan contra las metálicas barricadas o de aerosoles que se encienden para dar paso a la flama de la mejor muestra de la sinrazón.
La nueva historia que estamos escribiendo después del penoso 1° de septiembre dejará para la reflexión qué tanto es mascarada su movimiento, porque cuando en el discurso se cita y se centra “al diablo con la institución”, no podemos dejar de palpar que aún hoy se sirve de la parte que le conviene dentro de ése sistema que pretende “purificar”, lo que sin duda lo colocará como el maestro de la incongruencia.
Todos los poderes se encontraban presentes en el Congreso a la espera de la investidura que debería informar qué estado guardaba la Nación, esa Nación que afortunadamente no es privativa de un color partidista, de una sola ideología, y que se dice es de todos.
La Ley Orgánica del Congreso, en su artículo séptimo cita:
Artículo 7o. 1. El 1o. de septiembre de cada año, a la apertura de las sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso, asistirá el Presidente de la República y presentará un informe, de conformidad con el artículo 69 de la Constitución.
2. Antes del arribo del Presidente de la República hará uso de la palabra un legislador federal por cada uno de los partidos políticos que concurran, representados en el Congreso. Estas intervenciones se realizarán en orden creciente, en razón del número de diputados de cada grupo partidista y cada una de ellas no excederá de 15 minutos.
3. El Presidente del Congreso contestará el informe en términos concisos y generales, con las formalidades que correspondan al acto. Esta sesión no tendrá más objeto que celebrar la apertura del periodo de sesiones y que el Presidente de la República presente su informe; en tal virtud, durante ella no procederán intervenciones o interrupciones por parte de los legisladores.
4. Las cámaras analizarán el informe presentado por el Presidente de la República. El análisis se desarrollará clasificándose por materias: en política interior, política económica, política social y política exterior.
5. Las versiones estenográficas de las sesiones serán remitidas al Presidente de la República para su conocimiento.
Sus legisladores al tomar la tribuna y secuestrar el derecho que se tenía para expresar la bancada de oposición, que es la primera fuerza política en lo que es el parlamento, nos privó de conocer y sobre todo saber qué críticas o qué deficiencias podían plantear al Jefe del Ejecutivo en lo que fue su último año de gobierno, y con ello, que el pueblo palpara sí verdaderamente esa primera fuerza tiene tan claro para dónde debemos caminar como prioridad para alcanzar la equidad social.
La toma de la tribuna no sólo nos privó del mensaje, también violó la Ley orgánica del Congreso, porque el ejecutivo sí cumplió su parte al entregar el texto, pero el Congreso no respondió como cita la ley es su obligación.
Pero también la toma de la tribuna deja de manifiesto cómo se suministra la ley a conveniencia de un grupo, y lo más triste es escuchar que se citara solamente un artículo de la Constitución que hace una romántica cita de lo que son las Garantías Individuales y su suspensión, sin duda, es muy penoso que no se recuerde que dentro de la amplia gama que cita en su primer capítulo nuestra Constitución, las garantías individuales, pero también las sociales, se enuncian el derecho al trabajo, a la seguridad y a ésa tranquilidad que hoy está tan ausente, y sobre todo a la iniquidad en la que nos han colocado como sociedad , cuando estamos al frente de una lucha tras el poder, por el poder mismo, sin que el beneficio pueda entenderse como para todos.
Penoso en verdad que Joel Ortega pretexte que la toma de Reforma y el Centro Histórico no es lo mismo que el asunto del Congreso, porque sería mucho más honesto reconocer que la toma de ésos sitios afectan mucho más económicamente a la recaudación de la ciudad, a la vida comercial del lugar, pero sobre todo lo más importante, al trabajo que mucha gente pierde y la cual no recibe subsidios de nadie ni vías que le permitan llevar el sustento a su hogar. El secuestro de las vialidades que perpetró su movimiento, sin duda lastiman y cancelan mucho más garantías individuales y sociales, que las derivadas del cerco del Congreso.
Imperdonable que se cultive la incultura de la ilegalidad, pero sobre todo, que se trate de vender como movimiento “legítimo”, cuando esa legitimidad depende unilateralmente de quién la cite en un discurso, pero que no la aplica con base a la ley, y mucho menos a la norma.
Los legisladores perredistas dejaron de ser SUJETOS ,y hoy por hoy, son el OBJETO que emplea el sistema del viejo priismo, para imponer lo que no se gana a la buena y sepultando con ello, la tolerancia y el humanismo que se espera de una izquierda moderna, de una izquierda que entiende qué momento vivimos, de una izquierda que no sepulta los valores como debería haber sido el mantener un recuerdo impoluto, a la memoria de aquellos que han dejado su vida en la lucha y en la historia de la izquierda, por conseguir un espacio en el parlamento y construir un sistema democrático.
López Obrador, le solicitó a sus simpatizantes que se sintieran orgullosos por la actuación de los legisladores en la toma del Congreso, yo, me sigo preguntando: ¿cómo sentirse orgulloso, sí se manipula la ignorancia, sí se deforma la columna vertebral que es la legalidad en una democracia, pero sobre todo, no veo en dónde colocar el orgullo, cuando el derecho de unos arroya el derecho de los otros y cuando se sigue lucrando con la necesidad que tienen precisamente los que menos tienen?
“Bonita foto” para el recuerdo de lo que fue el PRD y que hoy es la mejor muestra de cómo lo más podrido del Pri, ahora posa orgulloso “para la causa”, con Guadarrama, Nuñez y Graco Ramírez, éste último, también uno de los militantes perredistas beneficiados por el dinero que aportara Carlos Ahumada.
Continuará…
Laura Tena
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